viernes, noviembre 10, 2006

Tres bodas y un funeral...

La primera boda
La de A* y P*, nuestros amigos, aquellos que te presenté apenas conocernos y con quienes compartimos buenos momentos. Tú eras nuevo en la ciudad y no conocías absolutamente a nadie.
El día de su boda, que durante tantos meses habíamos planeado pasar juntos, tuve que madrugar. Tú tenías en tu casa visita de tu hermano y su novia, así que en lugar de pasar ahí la noche madrugué para llegar pronto, se casaban por lo civil y era una boda temprana.
Me hacía una tremenda ilusión asistir a una boda contigo. Llevábamos entonces casi ocho meses juntos, y parecía que el hecho de asistir como pareja fortificaba aquella unión nuestra.
Ocho meses en los que no nos habíamos despegado el uno del otro. Desde la misma noche en que nos conocimos parecimos los dos decidir que sólo deseábamos compartir el mayor tiempo posible.
Y fue en aquella boda, cuando pretendiste que yo regresara pronto a mi casa, para poder irte después a cenar junto a tu hermano y su novia, cuando te hice aquella pregunta de que era yo para ti. No entendía que me tuviera que ir a casa, un sábado a las ocho de la tarde, en lugar de permanecer a tu lado y compartir la velada con tu familia.
Estuvimos mucho rato en el coche hablando, lloraste, lloré. Y entonces me atreví a preguntarte que sentías por mí y después quisiste saber que sentía yo.Dijiste por primera vez que me querias y escuchaste de mis labios esas palabras...
Al final me “obligaste” a subir a tu casa y me presentaste a tu hermano y su novia, que eran personas de lo más normales.
Salimos a cenar con ellos, nosotros ataviados con nuestra ropa de boda, yo no había llevado nada para cambiarme. Tú te dejaste el traje puesto para acompañarme.
Tu hermano y su novia iban con vaqueros y unas horribles chanclas.
La segunda boda
Fue casi tres meses después.Se casaba tu hermano con su novia, en tu ciudad, y nadie me invitó a ese evento.
Me hablabas de los preparativos con suma ilusión, acudías a cenas de despedida con primos y amigos de los novios pero jamás me pediste que te acompañara.
Pensé erróneamente que me pedirías que asistiera contigo a esa boda, que estabas feliz de compartir tu vida conmigo pero no mostraste en ningún momento intención de presentarme orgulloso a tus amistades y familia.
Aguanté como pude, hasta que el día de la boda exploté.
Me llamabas y me contabas la indumentaria que vestías, y yo me sentía morir viendo que me mantenías al margen de tu vida.
En aquel entonces ya llevábamos juntos unos diez meses y no me pareció normal que pretendieras vivir aquella vida paralela. Yo estaba siempre a tu lado cuando vivías en tu nueva ciudad, pasábamos mucho tiempo juntos, y todos los fines de semana que podíamos compartir, pero me mantenías al margen de tus viajes a tu ciudad, de tu otra vida.
Rompí contigo aquella misma noche, aunque luego a tu regreso viniste a mi casa, me dijiste muchas cosas bonitas que yo creí… y nos marchamos de vacaciones en agosto, a la semana siguiente, olvidando aquella disputa
Nada fue igual desde entonces, sufrí otras decepciones y desilusiones. Siempre me arrepentí de no haber zanjado la relación aquel día, el de la boda de tu hermano. Puesto que fue la prueba crucial de cómo te ibas a comportar el resto de la relación. Siempre con rodeos y ambigüedades, eludiendo afrontar frente a tu familia tu situación conmigo, mostrándote inmaduro y dependiente de ellos, incapaz de gobernar tu propia vida. Ni siquiera por mí.
La tercera boda
Y mañana sábado es la boda de unos amigos tuyos, los conocí este verano en un viaje que hicieron para pasar un fin de semana en la ciudad donde vives.
Me invitaron a su boda. Pero tú no has querido que yo vaya.
Absurdos pretextos enmascararon tus intenciones, me enfadé, podríamos habernos alojado en un hotel y asistir juntos a esa boda. Pero tú eres incapaz de contarle a tu madre que estamos juntos otra vez, que soy la mujer de tu vida, que sólo te importo yo y vas a dejar de vivir bajo su dominio.
Y esta vez no podías ya andar como un avestruz eludiendo la situación.
Tuve que formularte todas aquellas preguntas, tuve que ponerte entre las cuerdas. Y supe que eras incapaz de forjar planes a mi lado, que no deseas mezclar a tu familia en mi vida, que pretendes seguir manteniéndome al margen de todo mientras tú vives esa estúpida vida familiar con ellos haciéndome sentir relegada a un segundo plano.
Tenía que romper contigo, entiéndelo. El mes que viene es Navidad, no estaba dispuesta a disfrutar tan sólo de las migajas de tu tiempo que no compartieras con tu familia.
Como en estos dos años atrás hubieses vuelto a tu ciudad, sin mí. No hubiésemos estado juntos ni a Nochebuena, ni a Nochevieja quizás, ni el Roscón, sólo hubiésemos disfrutado de los otros días que no son especiales.
El primer año nos conocíamos hace poco y era normal. El año pasado ya me sentí mal por estar sola. No iba a esperar un tercer año de soledad.
Y por eso, al negarte de ese modo radical a que yo asistiera a esa boda, tuve que romper contigo.
Quizás simplemente es que no me amabas, si me hubieses amado hubieses apostado por mí y por nuestro amor. No te hubiese importado la opinión de tu madre, ni enemistarte con ella y tu hermano que jamás me aceptaron.
Si me hubieses amado no habríamos roto y mañana en esa boda estaríamos sentados juntos, riendo y bromeando.
Yo llevaría mi vestido púrpura, te hubiese besado, me habría colgado de tu cuello, nos habríamos besado…
Si me hubieses amado no habrías permitido que una relación de dos años terminara porque no deseabas que yo asistiera a esa boda, a tu ciudad…
Hubiese sido nuestra tercera boda y ahora tan sólo asistimos al funeral de nuestro amor, si es que alguna vez tú lo sentiste de verdad...

2 Comments:

Blogger Damián Carrillo miró la luna...

Hey. Como es eso de seguirme la pista.
No te hagas problemas, cuando quieras te acompaño a una boda y si lo deseas a un funeral.
Damian

11/11/2006 3:42 a. m.  
Blogger Lunita miró la luna...

Damian, mejor asistir a bodas :p

11/11/2006 2:43 p. m.  

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